Desde hace 25 años, el chocolate y los helados Rapanui conquistan corazones y paladares de argentinos y extranjeros. Conoce la historia de esta marca que llegó a Buenos Aires desde Bariloche y hoy planea cruzar el charco e instalarse en Europa.
Se siente como si hubiera estado en el cielo por un tiempo: es difícil de describir, pero es obvio desde el primer bocado. Es así cuando tienes el chocolate de Rapa Nui en tu boca. Deliciosos como pocos, conquistan el paladar argentino desde hace 25 años.
El máximo responsable de la empresa se llama Diego Fenorio, y por suerte para él, creció rodeado de chocolate. Su historia comienza como inmigrantes italianos que llegaron a la Argentina en busca de nuevas oportunidades. Su padre, Aldo Fenorio, era un chocolatero que trabajaba en una confitería en Turín.
Tras la Segunda Guerra Mundial, cuando la situación en Europa empeoró, decidió emigrar a nuestro país junto a su mujer, Inés. En 1948 llegaron a la ciudad de San Carlos de Bariloche en Río Negro. Allí se inició en el negocio y lanzó su primera empresa de chocolate artesanal, llamada Tronador.
Diego creció en una fábrica familiar y aprendió el oficio de su padre mientras trabajaba durante las vacaciones escolares. En la década de 1960, el nombre de la empresa se cambió a Fenorio. Desafortunadamente, Aldo murió tiempo después y el negocio familiar pasó a manos de su esposa Diego y su hermana Laura.
El negocio iba bien, pero Diego quería ir más allá con una línea de productos más exclusiva y de alta calidad. Inés y Laura no aceptaron tomar el curso, por lo que decidieron abrir su propio negocio e iniciar su propia marca. Ese fue el comienzo de Rapanui.
En 1996 abrieron la primera fábrica local en Bariloche para fabricar y vender chocolates, trufas y chocolates especiales. Unos años más tarde añadió a la oferta su propia línea de helados. Su empresa familiar fue adquirida por La Habana en 2012.
De Bariloche a Buenos Aires
Diego tenía en mente mudar el negocio a Buenos Aires, pero un evento natural aceleró sus planes. En 2011, el volcán Puehue entró en erupción en Bariloche, cubriendo la zona de ceniza volcánica y teniendo un gran impacto en el turismo.
Fue entonces cuando sintió que era hora de probar nuevos horizontes para su negocio, y al año siguiente abrió la primera tienda Rapanui en la zona de Recoleta. En 2015, el emprendimiento siguió creciendo con la apertura de siete sucursales más en la ciudad de Buenos Aires.
Para conservar la esencia barilochense, elige una casa antigua para montar las instalaciones y respetar el ambiente hogareño.
El producto estrella de la marca es, sin duda, Furanui. Elaborado a partir de frambuesas congeladas bañadas en chocolate, la producción actual supera las 1.800 toneladas anuales. Además, sus chocolates y helados han ganado adeptos en todas las regiones.
Diego Fenorio nunca invirtió en publicidad. Desde el principio, el boca a boca fue la clave de su éxito. Hoy, la compañía ha agregado una plataforma de ventas en línea, de la cual obtiene la mayor parte de sus ganancias. Además, se expanden gradualmente a Europa.
Ya tienen una fábrica en Valencia, España, y planean expandirse a Portugal, Italia, Alemania, Estados Unidos y Canadá.